viernes, 23 de abril de 2010

Las campañas millonarias contrarrevolucionarias no han socavado el socialismo cubano: Miguel Ángel Ferrer




La extensa e intensa campaña mediática occidental contra Cuba, desatada por el fallecimiento, tras una huelga de hambre, del ciudadano Orlando Zapata no busca, desde luego, influir en la sociedad cubana. Ésta conoce de primera mano, como cualquiera otra, su propia realidad, y dispone, también, como cualquiera otra, de amplísimos medios de comunicación para presentar la verdad de los hechos.

De este modo, el pueblo cubano sabe bien que los llamados "presos de conciencia" por la gran prensa de Occidente son opositores de paga, disidentes de alquiler. Y no sólo eso: sabe que se trata de personas que no ocultan la recepción de dinero y financiamiento por cuenta de diversas instituciones del Gobierno estadunidense y de distintas oenegés financiadas con dinero de EU, de España y de otros países occidentales.

Pero más todavía: sabe que esos opositores de alquiler no encuentran censurable la recepción de dinero de diversos países extranjeros para financiar sus actividades antigubernamentales, y creen y dicen, por lo contrario, que su conducta mercantil es sana, positiva, edificante y digna de encomio y aplauso.

Descartado el objetivo de influir con mentiras, medias verdades y puestas en escena (como en el caso de la bloguera Yoani Sánchez) en la sociedad cubana, qué pretende entonces esa profusa campaña mediática. Busca influir en las sociedades expuestas, sin contrapartida argumental, a las visiones de gobiernos y poderosos medios de comunicación para los cuales una Cuba socialista no tiene derecho a existir.

¿Y qué se busca con esas visiones tan falsas como condenatorias de la vida en Cuba? La respuesta es obvia y con amplísimos antecedentes históricos. Se trata de crear en esas sociedades un ambiente hostil, condenatorio, satanizado del sistema isleño. Un ambiente tal que pueda convertirse en un momento determinado en justificación y aval de nuevas agresiones contra la isla, incluida, desde luego, una intervención armada en gran escala en suelo cubano. Guerra directa y caliente para el derrocamiento del Gobierno socialista y su reemplazo por un Gobierno al servicio del libre mercado y dócil a los mandatos de Washington.

Esta última fase de la cincuentenaria campaña de descrédito contra Cuba parece, sin embargo, ir tocando a su fin. Luego de varias semanas de agudos y calumniosos ataques, no se observan signos de éxito. Los infundios no han logrado crear un ambiente hostil internacional en gran escala.

Y esto no sólo por el obvio origen imperialista de los infundados ataques. Igualmente ha fracasado por la decidida y esclarecedora respuesta internacional del Gobierno cubano y de medios de comunicación y periodistas que investigan los hechos y no se tragan las artificiosas versiones sobre Cuba ideadas y producidas en Washington, Miami y Madrid.

Bien documentada, tanto en la prensa cubana como en la internacional, el carácter mercenario de los supuestos disidentes presos (o en libertad, como el huelguista de hambre Guillermo Fariñas) es muy difícil que la opinión pública internacional se trague la versión imperialista de unos luchadores nobles y patriotas. Y menos que se la trague hasta el punto de prestarse a la justificación de una invasión militar.

"El dinero -decía el emperador Vespasiano- no tiene olor". Y es cierto, pero siempre deja huellas. Y basta seguir esas huellas para saber sin lugar a dudas para quién trabajan y qué pretenden realmente esos supuestos disidentes presos o en libertad.

Y si bien las huellas del dinero de Madrid, Washington y Praga, entre otros, están bien documentadas y son irrebatibles, ya se ve que esta vez, y contra Cuba, don Dinero no ha sido, como dicen que es, tan poderoso caballero.

www.miguelangelferrer-mentor.com.mx
Publicado en El Sol de México el 23-04-10

No hay comentarios:

Publicar un comentario