viernes, 30 de diciembre de 2011

Aniversario 45 de los Institutos de Investigación en Cuba. Fidel Castro en el CENIC




Salto al futuro

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

Transcurridos siete años del triunfo de la Revolución, era
entonces 1966, la obra creadora en la salud pública había
posibilitado modificar sustancialmente el deplorable estado
sanitario de Cuba, con el desarrollo exitoso de programas de
lucha contra las enfermedades infecciosas, la reducción de la
morbilidad (frecuencia) y mortalidad por afecciones diarreicas,
el inicio de campañas de inmunización, y, también, de
enfrentamiento a dolencias como la tuberculosis, la lepra y
otras.

No escapó entonces a la sagaz mirada de los dirigentes del país
la imperiosa necesidad de una revolución científico-técnica en el
campo de las ciencias médicas. Para ello era decisiva la creación
de núcleos de trabajo de alta calificación en la asistencia
médica, y la incorporación de cuadros jóvenes al trabajo de
investigación y la docencia que fortalecieran, perspectivamente,
el escaso potencial científico-técnico de que disponía el país.

Y en esos propósitos es ineludible destacar la función formadora
que desempeñaron instituciones como el Centro Nacional de
Investigaciones Científicas (CENIC) y el Instituto de Ciencias
Básicas y Preclínicas Victoria de Girón.

En un primer momento se inauguraron ocho Institutos de
Investigación de las ciencias médicas, con el objetivo
fundamental de realizar investigaciones aplicadas a los problemas
más urgentes en cada especialidad, a fin de contribuir a la
elevación del conocimiento y la educación médica; y la
organización, eficiencia y jerarquización de los servicios
curativos y de prevención.

Abrían sus puertas así en noviembre de 1966, los institutos de
Oncología y Radiobiología, Cardiología y Cirugía Cardiovascular,
Gastroenterología, Hematología e Inmunología, Angiología y
Cirugía Vascular, Neurología y Neurocirugía, Nefrología y el de
Endocrinología.

Con posterioridad se fundaron los de Higiene y Epidemiología,
Nutrición e Higiene del Trabajo y el de Medicina Tropical Pedro
Kourí, este último inaugurado en 1937, y que a partir de 1979
inició una etapa de fortalecimiento con un perfil y alcance
insospechados por sus fundadores.

Con similares propósitos y objetivos que los institutos
mencionados se incluyen hoy el Hospital Clínico-Quirúrgico
Hermanos Ameijeiras, el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo
Acceso, el Centro de Investigaciones sobre Longevidad,
Envejecimiento y Salud (CITED), el Centro Internacional de
Restauración Neurológica (CIREN), el Cardiocentro Pediátrico
William Soler, el Complejo Científico Ortopédico Internacional
Frank País y el Instituto de Oftalmología Pando Ferrer.

La contribución al avance científico del país aportado en estos
años por los Institutos de Investigación del MINSAP resulta a
todas luces invalorable, porque representan un continuo salto al
futuro. Esos centros constituyen núcleos que irradian su saber a
toda la sociedad por los resultados en las investigaciones
biomédicas y la docencia, como garantía para brindar una
asistencia especializada al más alto nivel, y posibilitar también
la introducción y generalización de nuevas técnicas, tecnologías
y procedimientos quirúrgicos.

Para el Doctor en Ciencias Médicas José M. Ballester, fundador
del Instituto de Hematología e Inmunología, donde se ha
desempeñado primero como subdirector y como director desde 1981,
la creación de estos centros ha facilitado el desarrollo de las
diversas especialidades que atienden.