miércoles, 10 de febrero de 2010

El Ejecutivo federal contra la historia. En franco debacle ahora politiza las acciones del Ejército.










En su desesperación, el gobierno espurio del lic. fecal (con minúsculas), empañó aún más su ominosa trayectoria. Después de la aciaga y fraudulenta jornada electoral en 2006, el sr. fecal sustituyó los dicharachos y ocurrencias estupidas de su predecesor; dada la necesidad de legitimarse a los ojos de millones de mexicanos y de observadores internacionales, emprendió una funesta "guerra" contra el narco cuyo fracaso es metódicamente demostrado por analistas y por los hechos mismos.
Los naipes calderonistas caen uno tras otro: la crisis económica peor manejada en el mundo; el desempleo galopante, las mentiras de campaña, la falacia de la influenza, la exorbitante inseguridad, así como la incapacidad para lograr acuerdos parlamentarios como en el caso específico de la reforma política, entre muchos otros temas más.
Apenas ayer el martes el gobierno espurio sumó una mancha más a su delgada piel. Despúes de 3 años de haber embarcado al Ejército mexicano en una aventura fallida contra el narcotráfico, en lo que se denominó una "acción inusitada", utilizó al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván como ariete para exigir al Poder Legislativo acepte la propuesta de reforma política calderonista.
Con argumentos como el de que "desde nuestro ámbito miliciano" la convocatoria presidencial "no es una utopía, se trata de voluntad , de responsabilidad cívica y de compromiso histórico...sólo mediante reformas integrales estaremos en condiciones de consolidar el bienestar colectivo que todos exigen...".
En lo que fue su discurso durante el 97 Aniversario de la Marcha de la Lealtad, el jefe militar incluso acusó a aquellos "detractores que quieren dividir a los soldador de aire, mar y tierra".
En el Senado de la República los legisladores de oposición coincidimos en cuestionar la utilización del Ejército por parte del Ejecutivo federal y enfatizamos en que ningún titular de la Secretaría de la Defensa Nacional se pronuncie en temas políticos de la Nación, ni tampoco se deje presionar por el Ejecutivo federal mucho menos para presionar al Poder Legislativo.
Pero en cambio es muy evidente que las actuales circunstancias reflejan el desastre en el entorno del gobierno espurio.