martes, 29 de junio de 2010

Sólo me reuniré con el presidente espurio si éste se compromete a modificar la política económica: AMLO



* “Sería muy malo que a estas alturas yo forme parte de esta comparsa; no vamos a caer nosotros en ninguna simulación”, precisa

* Afirma con generar empleos, con atender a los jóvenes, con una coordinación entre todas las corporaciones policiacas en el combate a la delincuencia organizada y que ya no habrá más simulación ni farsa

Entrevista por Jacobo Zabludovsky


Andrés Manuel López Obrador aclaró que sí acudiría al llamado del presidente espurio, Felipe Calderón, siempre y cuando fuese para establecer un compromiso con un cambio verdadero, con modificar la política económica, con generar empleos, con atender a los jóvenes, con una coordinación entre todas las corporaciones policiacas en el combate a la delincuencia organizada y que ya no habrá más simulación ni farsa, porque “sería muy malo que a estas alturas yo forme parte de esta comparsa; no vamos a caer nosotros en ninguna simulación”.

Si la convocatoria emitida por Calderón es en serio, el presidente legítimo de México dijo que sí aceptaría asistir a una reunión, porque “por encima de todo, está México y está el interés general”. En vez de celebrar reuniones y de responder a llamados, “yo quisiera que se tomarán decisiones para cambiar la política económica”, sugirió.

Al conceder una entrevista telefónica al periodista Jacobo Zabludovsky, en su programa “De 1 a 3” de la Red de Radio Red, lamentó el asesinato de Rodolfo Torre Cantú y envió su más sincero pésame a familiares del extinto candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas.

Afirmó que el clima de violencia e inseguridad que priva en el país es fruto de la descomposición social que originó la imposición de una política económica elitista y de la codicia de unos cuantos que ha llevado a la pobreza a millones de mexicanos y al abandono de los jóvenes que no tienen ninguna posibilidad de trabajo ni de estudio.

De continuar el mismo régimen, advirtió, que solo protege los intereses de unos cuantos, “va a seguir la destrucción del país, porque desgraciadamente esto que está sucediendo es el fruto podrido de la política económica”, que se impuso desde hace 27 años, y hasta el momento no se advierte un interés real y auténtico de Calderón y del grupo que lo impuso en la Presidencia de la República para cambiar la política de pillaje, de saqueo y de exclusión, que ya generó un estallido de odio irracional, acompañado de una ola de violencia y inseguridad.

Al dejar en claro que bajo ninguna circunstancia se prestará a ningún acto de simulación o de demagogia, recordó que desde hace dos años advirtió que se presentaría una nueva caída económica y que en ese entonces los integrantes del gobierno espurio y sus voceros lo tacharon de catastrófistas y aseguraron que no pasaría nada, inclusive llegaron a decir que si Estados Unidos caía en pulmonía, a México solo presentaría un cuadro de gripe.

Durante la entrevista, López Obrador afirmó que no existe corporaciones policiacas profesionales en la lucha contra la violencia y la inseguridad, ni se ha aclarado con énfasis que “no se está protegiendo a ninguna banda para castigar a otra, porque esa es también la sensación que hay entre la gente”.

Otro compromiso que debe hacer público Calderón es el de terminar con el saqueo y la corrupción, de que ya no se entregarán los bienes nacionales a un puñado de ambiciosos, como recientemente ocurrió con los 26 mil kilómetros de fibra óptica, que pasaron a dominio de Televisa y Telefónica, en el modelo de concesión por 20 años y por un desembolso de apenas 850 millones de pesos, cuando se destinaron del presupuesto público más de 30 mil millones de pesos, añadió.

El presidente usurpador – continuó-- también debe comprometerse a terminar con el actual clima de impunidad, “porque no es posible que no se haya castigado a los responsables de lo que sucedió de manera lamentable en la Guardería ABC de Hermosillo. Todo porque es su gente cercana el señor Molinar Horcasitas (ex director del IMSS) y el ex gobernador de Sonora (Eduardo Bours)”.

Ante colapso del modelo de desarrollo se requiere de una "acción fuerte y decidida del Estado": Alicia Bárcena.


"México es un paraíso fiscal de facto que tributa muy poco. La carga tributaria no se eleva más allá de 11% mientras en la región se promedia un 18%...hay además una gran evasión fiscal y gran cantidad de exenciones fiscales". Alicia Bárcena.


Discurso durante inauguración del Seminario Igualdad y Desarrollo realizado en la UNAM.

Mis primeras palabras para expresar el infinito placer de estar aquí, en la UNAM, en la casa en que me formé académica y profesionalmente, dirigida hoy por un gran maestro y amigo, el Doctor José Narro Robles, y que celebra sus cien años de existencia.

La Universidad Nacional, proyecto inicialmente concebido por el Maestro Justo Sierra muy pronto se convirtió en la máxima casa de estudios del país. No solo se ha destacado en la preparación de estudiantes, de profesionistas, de investigadores, sino que aún más importante, en la formación de ciudadanos comprometidos con la construcción de un México económica y socialmente más desarrollado, más justo y más equitativo; un México que avance de manera cada vez más firme y decidida hacia un desarrollo robusto y con mayor igualdad.

Su valioso aporte en la construcción de una ciudadanía efectiva en el país hace justicia a la visión de su rector José Vasconcelos (junio 1920- octubre 1921) autor del escudo y lema de la UNAM que, como el mismo expresó: “… Imaginé así el escudo universitario que presenté al Consejo, toscamente y con una leyenda: Por mi raza hablará el espíritu, pretendiendo significar que despertábamos de una larga noche de opresión”.

Al respecto, en la región y en nuestro país las opresiones son de larga data y tienen sus raíces en la desigualdad y en la pobreza.

Igualdad y Desarrollo en el país es la temática central del seminario que –gracias al auspicio del rector Narro- hoy inauguramos en este magnífico recinto de la Coordinación de Humanidades. Este tema, como quizá muchos de ustedes saben, es el eje central del trabajo de la CEPAL como establecimos en nuestro reciente período de sesiones celebrado en Brasilia el mes pasado.

La relación y sinergias entre ambos fenómenos, la igualdad y el desarrollo, se abordarán desde cinco perspectivas relevantes para el caso mexicano en este Seminario. La calidad intelectual de los profesores, expertos, funcionarios e investigadores aquí reunidos permite augurar que las ponencias y discusiones que tendrán lugar en este día y medio de actividades serán significativas para comprender mejor el papel especial que juega la igualdad como consecuencia y como requisito del desarrollo económico y social de nuestro país.

¿Por qué el énfasis en la igualdad, y no solo en el desarrollo?

Hoy nos reunimos en la UNAM y aquí en México, alentados por una prudente ambición. Pensamos que es esta, y no otra, la hora de la igualdad, la hora de mirar de frente nuestras debilidades y fortalezas y, a partir la experiencia acumulada en décadas gloriosas, en décadas perdidas o en años de doloroso aprendizaje, tomar la decisión de cerrar brechas centenarias y abrir caminos para que nuestros ciudadanos no solo tengan derecho a un futuro mejor, sino que, por fin, conquisten un derecho al presente.

¿Por qué hacemos nuestro el valor de la igualdad en la actual inflexión histórica?

Las respuestas son varias: algunas hunden sus raíces en los orígenes de nuestras naciones, otras se proyectan hacia el futuro.

Recordemos que América Latina es una de las regiones más desiguales en el mundo. No la más pobre pero si la más desigual.

En efecto, la desigualdad recorre cinco siglos de discriminación racial, étnica y de género, con ciudadanos de primera y segunda categoría y la peor distribución del ingreso del mundo. Vuelve a golpearnos en décadas recientes con la exacerbación de la heterogeneidad de las oportunidades productivas de la sociedad, el deterioro del mundo del trabajo y el segmentado acceso a la protección social, y la volvemos a reconocer en las asimetrías frente a la globalización.

Sin embargo, cuanto más la desigualdad recorre nuestra región, más intenso es el anhelo de igualdad, sobre todo cuando la historia se quiebra en su continuidad, el mundo entra en crisis y el futuro reclama un punto de inflexión.

Recordemos también que, en 2008, América Latina concluyó un quinquenio de expansión económica inédito en más de cuatro décadas. La robusta y sostenida expansión de la actividad económica en esos años trajo un aumento del empleo y una reducción en la incidencia de la pobreza, acompañándose de progresos notables hacia la consecución de las Metas del Milenio en muchos países de la región. Todo ello tuvo lugar en un contexto macroeconómico marcado por una baja inflación, moderado déficit fiscal, mejoramiento en los términos de intercambio, y una notable acumulación de reservas internacionales.

Luego vino la crisis por todos conocida. Sus efectos más severos se transmitieron en la aguda contracción de los flujos de comercio e inversión, las remesas, y en el abrupto deterioro de los mercados de capital internacionales. Entre los países que resintieron impactos más severos en este aspecto en 2009 destaca México a causa de su interdependencia y fuertes vínculos con la economía estadounidense. A nivel regional, el número de pobres aumentó unos nueve millones en 2009, al tiempo que las condiciones del mercado de trabajo empeoraron, y la informalidad creció, sobre todo en los grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres y los jóvenes.

A pesar del repunte en lo que va del 2010 con un alza esperada del PIB cercana al 4% para el año en su conjunto se sabe y se siente que la crisis esta lejos de concluir y hay dudas de la persistencia de su dinamismo en los años por venir. Las economías europeas con los severos problemas fiscales que enfrentan indican que la vulnerabilidad de la economía mundial dista de haber sido superada.

De este modo, la crisis iniciada en 2008 a escala global es un momento en que la igualdad aparece nuevamente como valor intrínseco del desarrollo que buscamos. Al confrontar las brechas, la sociedad migra de lo individual a lo colectivo y busca suturar las heridas de la desigualdad hilvanando el hilo de la cohesión social.

La crisis da cuenta del colapso de un modelo de desarrollo que ha sido prevalente desde fines del siglo pasado. Un modelo que nos ha dicho que para tener sociedades más justas e igualitarias solo basta hacer crecer la economía, que para ello hay que dejar que los mercados funcionen libremente y sin regulaciones, y que el Estado es un obstáculo para el crecimiento y la igualdad. En resumen, la tesis de “crecer para igualar”. Sostenemos con mucha responsabilidad que esa tesis es equivocada.

El crecimiento es condición necesaria para igualar, pero no suficiente. Se requiere de una acción fuerte y decidida del Estado basada en el principio de la igualdad de derechos. De otra parte, dejar el crecimiento de la economía solo en manos del mercado se ha demostrado ser un error, por cuanto se requiere una acción del Estado en la macroeconomía, en la política industrial, en investigación y desarrollo, en educación, en innovación, acciones necesarias para el crecimiento de la economía en la era de la información y el conocimiento. Y tan necesario como crecer para igualar es el igualar para crecer.

Las razones de esta revalorización de la igualdad como elemento central de la agenda de desarrollo, y determinante de su senda de crecimiento potencial son diversas. Algunas tienen su raíz prácticamente en los orígenes de nuestras diferentes naciones, otras son de nuevo cuño. En primer lugar, la desigualdad recorre cinco siglos o más en la región, con diferentes manifestaciones que incluyen la racial, la étnica y de género, clase social y nivel de ingreso o riqueza material conformando así la región con la peor distribución del ingreso del mundo. La desigualdad toma nuevas e igualmente graves expresiones en la heterogeneidad en el acceso a oportunidades de educación, de trabajo y uso de factores (capital, tierra, tecnología) que se reflejan y recrean inter-generacionalmente en desiguales inserciones en el mundo laboral con diferentes y polarizadas sendas de productividad, remuneraciones y protección social; y vulnerabilidades a la pobreza. Dichas asimetrías y dualidades cobran expresión entre naciones y al interior de ellas en múltiples dimensiones regionales, económicas, sociales y políticas.

Como habrán leído en nuestro libro: La hora de la igualdad: caminos por abrir, brechas por cerrar que fue distribuido a cada uno de los ponentes y moderadores que participan en este seminario, la agenda de igualdad que CEPAL propone se cimienta en los siguientes pilares:

i) Una igualdad de derechos capaz de brindar el marco normativo y la base para forjar pactos sociales que se traduzcan en más oportunidades para quienes menos tienen.

ii) Un pacto fiscal que procure una estructura y una carga tributaria con mayor impacto redistributivo, y un uso eficiente, eficaz y transparente del gasto, sujeto a rendición de cuentas y capaz de fortalecer el rol del Estado y la política pública para garantizar umbrales de bienestar, así como una institucionalidad laboral que proteja la seguridad del trabajo.

iii) Un orden democrático en que la orientación del desarrollo plasme la voluntad de la mayoría y haga posible la concurrencia de todos los actores, y un conjunto de políticas económicas que se apliquen con visión de largo plazo en el ámbito –no solo fiscal y monetario- sino productivo, laboral, territorial y social y que procuren tanto la equidad de oportunidades como la reducción de las brechas de desigualdad en materia de logros efectivos.

En este empeño consideramos como premisa fundamental que la igualdad y el dinamismo de la actividad productiva y la inversión económico no están reñidos entre sí. El desafío es encontrar como potenciar las sinergias entre ambos.

La premisa fundamental es crecer para igualar e igualar para crecer. En el horizonte estratégico de largo plazo, igualdad, crecimiento económico y sostenibilidad ambiental tienen que ir de la mano.

En síntesis, CEPAL plantea repensar el desarrollo con mirada larga y con base en 6 líneas estratégicas:

• Sostenemos que la región puede crecer más y mejor con mayor dinamismo económico que se fundamente en mayores niveles de inclusión e igualdad social, con un Estado que regule y evite alta exposición al impacto de la volatilidad externa, con más inversión productiva y más generación de empleos de calidad. El papel de las políticas macroeconómicas es esencial.

• Proponemos transformar la estructura productiva para superar la heterogeneidad estructural que

atraviesa interna y externamente a nuestros países a partir de tres ejes de políticas: el industrial, con énfasis en la innovación; el tecnológico, centrado en la creación y difusión del conocimiento, y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas (PYMES).

• Estamos convencidos de que el territorio sí importa. Las brechas sociales y de productividad también tienen su expresión espacial. De allí la urgencia de crear políticas que aborden la heterogeneidad territorial dentro de los países. En la corrección de disparidades territoriales las transferencias intergubernamentales son decisivas, así como los fondos de cohesión territorial.

• Sostenemos que el empleo es la llave maestra para resolver la desigualdad y superar las brechas que se producen en los ingresos, el acceso a la seguridad social y la estabilidad laboral, así como la discriminación que sufren las mujeres, las minorías étnicas y los jóvenes. Proponemos una hoja de ruta centrada, entre otros temas, en el impulso de un pacto laboral que genere dinamismo económico y proteja al trabajador.

• Estamos convencidos de que el Estado tiene un rol decisivo en corregir la desigualdad, lo que implica un aumento sostenido del gasto social y el progreso hacia una institucionalidad social más sólida y hacia sistemas de transferencias de ingresos para mejorar la distribución a los sectores más vulnerables.

• Reconocemos que es necesario dotar al Estado de mayor capacidad para redistribuir

recursos y promover la igualdad. Se trata de un Estado de bienestar y no de un Estado subsidiario, que avance hacia una estructura tributaria y un sistema de transferencias que privilegie la solidaridad social. Con una nueva ecuación Estado-mercado-sociedad se podrá alcanzar un desarrollo con empleos de calidad, cohesión social y sostenibilidad ambiental. Proponemos un pacto social que concite un amplio apoyo ciudadano

Por último, en la consideración del valor de la igualdad y la manera en que se conjuga con el crecimiento, el cambio climático es un reto que no debe perderse de vista. Es, y cada vez más, un determinante de las perspectivas económicas, sociales y –en un horizonte de largo plazo- incluso vitales- de cada uno de nosotros. En este terreno, la preocupación por la igualdad tiene expresión política concreta en un compromiso solidario de nuestra generación con las venideras, basado en mayor uso racional de los recursos naturales. Esta tarea rebasa las capacidades nacionales, e incluso de la región. Hoy en día no se puede pensar el desarrollo de un país sin tomar en consideración la idea de los bienes públicos globales y regionales. Ello supone redoblar esfuerzos de cooperación efectiva para la celebración de acuerdos internacionales que mitiguen de manera significativa los efectos del cambio climático. En ello será esencial que se respete el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, de manera tal que asegure que no será ni la población con menos recursos ni los países pobres quienes terminen asumiendo los mayores costos de este cambio.

En el ámbito político el Estado tiene un rol protagónico irrenunciable: el de velar por más democracia y más igualdad. Es preciso contar con políticas de Estado que concurran a dinamizar el crecimiento, promover la productividad, fomentar una mayor articulación territorial, impulsar mejores condiciones de empleo y de institucionalidad laboral y proveer bienes públicos y protección social con clara vocación universalista y redistributiva. Pero no cualquier Estado sirve para cumplir con la tarea que le estamos encomendando.

En efecto, la evidencia muestra que “el Estado latinoamericano y caribeño” ha sido muchas veces lento,burocrático, poco profesionalizado y, en no pocas ocasiones, capturado por intereses privados o corporativos. Ese Estado no nos sirve.

Ello exige un fuerte compromiso político y técnico hacia la construcción de pactos sociales y de financiamiento para el desarrollo. Este compromiso, este nuevo pacto social, exige prácticamente en cada país de la región la conformación o consolidación de un nuevo pacto fiscal, que de lugar a una reforma del sistema tributario, de transferencias y de gasto e inversión capaz de generar una mayor capacidad fiscal y colocar a la solidaridad social en el centro de la vida colectiva.

Amigas y amigos,

He aquí nuestra propuesta.

He aquí una CEPAL que apuesta por un justo equilibrio entre la sociedad, el mercado y el Estado.

He aquí una CEPAL que sostiene que “Se debe crecer para igualar” y que se puede “Igualar para crecer”

He aquí una CEPAL convencida de que no solo hay que construir el futuro sino que hay que conquistar el presente

Estoy convencida que México lo requiere con urgencia.

Es el tema y el desafío de este seminario.

Muchas gracias