lunes, 6 de junio de 2011

LA OBSESION....... EL MIEDO NECESARIO

LA OBSESION.......
EL MIEDO NECESARIO

Por Denise Dresser


“El rey Enrique: Es cierto que estamos en grave peligro; por ello más
grande aún debe ser nuestro valor.”

Shakespeare, Enrique V

Felipe Calderón imprudente. Felipe Calderón obsesivo. Felipe Calderón tan
atado psicologicamente a Andrés Manuel López Obrador que desentierra la
frase con la cual polarizó al país. “Un peligro para México”, reitera con
orgullo. “La política del rancor y del resentimiento que siembra”, reclama
quien ahora demuestra lo que antes denunció. El presidente de México
vanagloriándose de la division que le achaca a su adversario pero de la
cual también es responsible. Cuatro años después de la elección, y AMLO
parece preocuparle más que el inminente regreso del PRI. Cuatro años
después de un proceso agitado que insiste en revivir, Felipe Calderón
vuelve a centrar la Mirada en el lugar equivocado. En el miedo que
despierta un hombre y no en las condiciones que lo produjeron. En el miedo
que México debe tenerle al Mesías tropical y no en los problemas
persistentes que propician su permanencia.

Porque el miedo que Felipe Calderón le tiene a Andrés Manuel López
Obrador es el mismo que comparten tantos mexicanos más; los que
prefieren odiar a un personaje antes que mirar al país que lo
parió. Es el miedo a ese país de pobres, de “nacos”, de indígenas,
de desarrapados. Miedo a quienes viven parados en los camellones
vendiendo chicles o subsisten en el campo cultivando maíz. Miedo a
los mineros enojados y a los cañeros sublevados. Miedo a los
resentidos y a los marginados. Miedo a mirar la realidad del
subdesarrollo detrás de la retórica de la modernidad. Miedo a la
verdad y a nosotros mismos. Miedo a mirar al país tal y como es.
Detrás de los mitos. Detrás de las cercas electrificadas y los
muros infranqueables. Detrás de la hipocresía fundacional en un
país profunda y dolorosamente desigual.

A México le urge tener miedo, pero no a un politico controvertido. A México
le urge el miedo necesario que nace de la honestidad desplegada ante el
“país de mentiras”, como lo bautizó Sara Sefchovich. El miedo que surge
frente a la brecha entre lo que se dice y lo que es; entre el discurso del poder
y la realidad del poder. El miedo que emerge cuando se descubre que la
mentira constituye la esencia de la vida política mexicana y además es
indispensable para gobernar. El miedo a reconocer los engaños para
consumo interno que la clase política usa todos los días: el discurso que
asegura que “el Senado de la República trabaja para ti” y que los indios son
nuestros iguales y que el gobierno busca la justicia social y que la educación
es una prioridad y que la economía está sana y sólida y que vamos ganando
la guerra contra el crimen organizado, siendo que nada de esto es así.

Y esas grandes mentiras impiden colocar un espejo frente a los ojos del país y
frente a quienes han permitido que sea como es hoy. Un lugar rico con muchos
pobres. Un lugar con mas multimillonarios que Suiza, según la lista más reciente
de la revista Forbes. Donde gran parte de las fortunas han sido acumuladas en
sectores con poca o ninguna competencia y protegidos por el gobierno.

Donde Televisa regularmente obtiene todo lo quequiere y a precio de ganga. Donde,
según un estudio reciente de la ONG Fundar, siete de cada 10 mexicanos padecen
un abuso de autoridad cada vez que pisan un Ministerio Público. Donde el 94% de
los delitos no son resueltos. Donde el 40% de las mujeres dicen haber padecido la
violencia domestica. Donde no hay siquiera “responsables” de la tragedia de la
guarderia ABC. Donde 17 millones de personas viven en pobreza extrema. Datos duros
de un país donde la vida es difícil para la mayoría de quienes sobreviven en él.

Eso es lo que debería provocar miedo. Eso es lo que debería producir temor. Eso
es lo que los mexicanos debería combatir y cuestionar y odiar y recordarle a
Felipe Calderón y a los precandidatos presidenciales, todos los días a toda hora.
Hay demasiados mexicanos para los cuales el país no funciona. Hay demasiados
mexicanos para quienes más de lo mismo durante el gobierno de Felipe Calderón
ha significado peor de lo mismo. Hay demasiados mexicanos que desean una
transformación a fondo del país que los ha excluido o maltratado o ignorado.
Y tambien hay demasiados mexicanos que no lo entienden, para los cuales el país no va
tan mal. Porque los privilegiados viven muy bien, aunque sea detrás de muros cada vez
más elevados con escoltas cada vez mas armadas, con séquitos de seguridad cada
vez más grandes. Aunque sea con miedo.

Y de allí las siguientes preguntas: ¿Qué es ha sido mas peligroso para México,
López Obrador o un sistema socioeconómico que concentra la riqueza y no quiere
distribuirla de manera más justa? ¿López Obrador o elites políticas, sociales y
empresariales satisfechas con las tajadas que se sirven? ¿López Obrador o
partidos politicos que no representan a la población ni rinden cuentas ante ella?
¿López Obrador o la corrupción política que corroe la confianza en las insitituciones?
¿López Obrador o politicos sentados en largas mesas con manteles de fieltro que
llegan a grandes acuerdos para que poco cambia? El odio feroz a AMLO ata a su
crítico principal –Felipe Calderón- a un adversario falso. El verdadero peligro para
México no es un hombre, sino la resistencia de tantos a compartir el país y gobernarlo
mejor. Y el miedo necesario que los mexicanos deberían compartir es la
posibilidad de que México siga siendo así.

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